Héctor Manuel Popoca Boone.
El primer Congreso Estatal
del Movimiento Campesino Plan de Ayala Siglo 21 (que en la pasada contienda
electoral tuvo una destacada participación a favor del Presidente de México, Andrés
Manuel López Obrador) efectuado en la ciudad de Acapulco, el pasado 21 de noviembre,
tuvo una amplia y representativa asistencia: 950 hombres y mujeres del campo de
las diversas regiones del Estado.
El ánimo común de los ahí
reunidos giró en torno a la necesaria transformación requerida en el medio
rural guerrerense; a partir de su rescate del abandono y postración, económica
y social, que durante más de treinta años sufrió por parte de los malos
gobiernos neoliberales, priistas y panistas, que padeció permanentemente nuestro
país.
Hubo un pronunciamiento
claro y contundente del compromiso para devolverle a México su soberanía
alimentaria con la revalorización plena de la clase campesina, de los pueblos
indígenas y de las comunidades afro-mexicanas. Eso, mediante un pacto político
con el Presidente de la república que conduzca al reconocimiento pleno de los
derechos de los hombres, mujeres y jóvenes a la tierra y a sus productos; al
trabajo asalariado rural digno y decoroso; a la alimentación y a la buena nutrición; al legítimo usufructo de los
recursos naturales localizados en sus territorios y hábitats; a una ecología y
prácticas productivas sanas y respetuosas de la vida; a una política de apoyo
gubernamental integral al campo; a la vida misma con seguridad pública; a los
derechos a la libertad y a la verdadera democracia.
Se acordó que el verdadero
cambio rural lo haremos desde abajo y no a partir de las cúpulas; realizado con
la activa participación organizada de la sociedad rural a través de sus
asambleas comunitarias para no seguir siendo meros objetos de dádivas
institucionales con fines de clientelismo político.
Se pretende construir
organización y propuestas, para y con la comunidad rural. Que ésta sea crisol
de confluencia de las acciones y políticas públicas municipales, estatales y
federales; coordinadas en una misma sintonía de rehabilitación del campo
guerrerense.
Hubo clamor de los
asistentes para exigirle a todos los niveles de gobierno acciones decisivas de
desarrollo económico y social, a fin de lograr la pacificación y reconciliación
en todo el estado. Con atención especial a la región de la Sierra. De lo que se
trata es de devolverle a los núcleos agrarios (ejidos, bienes comunales,
posesionarios y avecindados organizados) sus funciones de cohesión social, de
autogestión del desarrollo y entes morales necesarios para el progreso social
de sus pueblos.
Fue expresado un unánime
respaldo al proyecto de procuración y administración de justicia indígena; que
ha ido construyendo desde décadas atrás la CRAC-PC de la Montaña y Costa Chica y
que adquirió estatus legal en la ley estatal 701; así mismo se demandó al
gobierno y al Congreso estatal la aprobación de la iniciativa de actualización
de dicha ley presentada por los pueblos originarios, basada en el respeto
constitucional explícito a sus derechos de ejercer usos y costumbres propios. No
faltó un claro reclamo exigiendo la libertad de los dirigentes campesinos e
indígenas que están encarcelados por motivos políticos y de represión social.
Por último, pero no menos
importante, el movimiento campesino Plan de Ayala, Siglo XXI, expresó su
repudio a la corrupción imperante en el campo. No más “moches” y no más apoyos
gubernamentales “rasurados”.
PD1. Aún no se ha puesto en
operación el Centro Comunitario contra la Violencia a la Mujer Indígena ubicado
en Ayutla, cuyo costo ascendió a más de 20 millones de pesos y que hoy sigue cerrado.
Un hecho, dice más que mil dichos.
PD2. Para recuperar nuestra
autosuficiencia alimentaria nacional, el Presidente de la República se
comprometió a apoyar con fertilizante gratis a los productores de granos
básicos de Guerrero. Sin padrones súper inflados, clientelares o corruptos. Que
cada cual asuma sus responsabilidades institucionales.
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