martes, 14 de mayo de 2019

El Plan de Amlo y el campo mexicano. (2)


Héctor Manuel Popoca Boone.

Uno de los principios rectores y transversales de la propuesta de Plan Nacional de Desarrollo, entregado a la Cámara de Diputados para su aprobación por el actual Presidente de la República es: “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera”. Tiene como propósito permear y tamizar, programas y acciones gubernamentales, tanto urbanos como rurales para verdaderamente disminuir el eterno problema histórico de la discriminación y la exclusión social por carencias materiales, entre otras más.

Desde la época prehispánica, los habitantes de los territorios, hoy nacionales, conocieron tales subyugaciones a manos del dominio azteca; después, todos los pueblos indígenas y criollos padecieron el yugo hispano, donde fueron tratados como habitantes de segunda y tercera clase. Tampoco en la época de la independencia nacional, ni en el período de la Reforma o de la Revolución Mexicana de 1910 tuvimos los mexicanos, en la vida cotidiana y en el transcurrir de los años, la oportunidad de erradicar, en forma sustantiva, esas formas de relaciones humanas que son insostenibles y vulnerables. La explotación, discriminación y exclusión humana por sus mismos congéneres es un sello indeleble y constante en nuestro devenir nacional.

Históricamente, la acumulación de bienes materiales y su posesión es la principal razón de ser y hace la diferencia en términos mundiales; y produce rezago a los integrantes de un grupo, una sociedad o entre países; fenómeno que se da en cualquiera parte de mundo donde exista intercambio de productos u otro tipo de valores mercantilizados acumulables; y esa diferencia que marca lo económico se agudiza según sea la ubicación, raza, piel, lengua o creencia, entre otras especificidades.

En México, significativos grupos de pueblos indígenas tanto en sus comunidades de origen como en las zonas suburbanas paupérrimas que habitan, son los que padecen aguda discriminación, acentuada desigualdad y son los pobres dentro de los pobres; situación que ha sido causal histórica de cíclicas explosiones sociales.

Derivado de los anterior, se inscribe otro propósito presidencial: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Es de primer orden en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2025. Debido a que buena parte de los pobres -y dentro de éstos, los pueblos indígenas- merecen mayor atención de la que se les ha dado a lo largo de la historia. Es muy amplia la brecha socioeconómica de la pobreza entre la ciudad y el campo; y en lo rural, la brecha se agudiza entre los indígenas y demás pobladores rurales.

Los motivos de la pobreza en los hogares rurales, por tanto, es la carencia de ingresos y el bajo desarrollo del capital humano, causas fuertemente interrelacionadas con la actividad extractiva minera, agropecuaria y artesanal; ya que las familias rurales se encuentran dentro de un círculo de pobreza: los bajos ingresos no les permiten acceder a los servicios de salud, educación, capacitación y alimentación, generando con ello permanentes insuficiencias monetarias; trayendo como resultante baja productividad, baja producción y, por lo tanto, una baja retribución del esfuerzo aportado que perpetúa el círculo de la pobreza en el campo.

El círculo de la prosperidad rural está focalizado en unos cuantos empresarios agropecuarios, mientras que la pobreza está ubicada en una gran mayoría de productores rurales. Tenemos un reducido segmento de unidades productivas prósperas, de buena productividad y competitividad en los mercados y un amplio número de unidades productivas pequeñas sin articulación entre sí, estancadas prácticamente en el autoconsumo o están en el abandono total. Se presenta, por tanto, una profunda dualidad productiva que marca su asimetría económica a nivel nacional: es acentuada la inequidad en la retribución del esfuerzo productivo en el sur-sureste del país.

En el sexenio que terminó había demasiados programas institucionales, exceso de gestión interesada y una robusta burocracia central, que tuvieron en la realidad sus propios objetivos, beneficiarios y reglas de operación lo que provocaba que en algunos casos se duplicaran esfuerzos y beneficiarios, incluso se contraponían estrategias y objetivos específicos.








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