viernes, 24 de abril de 2020

Reflexiones sobre el Covid-19. (2)


Héctor Manuel Popoca Boone.

Paradojas del destino. Estamos en aislamiento y en semi parálisis total. Cuando el mundo casi ha logrado una interdependencia general. Sin embargo, gracias a esa estrecha comunicación, el virus puede navegar a sus anchas por todo el planeta. No conoce de barreras ni fronteras que lo detengan.

Lejos de combatir el Covid-19 homogéneamente y en equipo, la disque civilizada humanidad expone sus virtudes y sus peores egoísmos y fobias. Dentro de las primeras destacan la fraternidad, el apoyo incondicional y la solidaridad internacional de pueblos y naciones. Los segundos, se dan en el marco de la voracidad y egoísmo de grandes corporaciones transnacionales, ávidas de capitalizar económicamente la pandemia; con el consecuente desvalijamiento y mortandad de los pueblos.

Afloran también las vocaciones imperialistas de países poderosos, las aspiraciones golpistas y releccionistas de gobernantes; y el oportunismo burdo de los politicastros de siempre. Otro estigma es la segregación, a partir de los perennes prejuicios políticos, económicos, religiosos y sociales; así como el afianzamiento de un machismo domiciliado, hambriento de someter a mujeres e infantes nobles.

¿Acaso alguien podrá seguir pregonando las bondades de un libre mercado capitalista sin taxativas? Cuando lo único que históricamente ha logrado es agudizar a niveles extremos la injusticia y la disparidad social; con su cuota intrínseca de inhumanidad.

En palabras de la filósofa Judith Butler: “La desigualdad social y económica asegura que el virus excluya, pero el virus por sí solo no discrimina; los humanos seguramente lo hacemos, modelados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo. …algunas criaturas humanas afirmarán su derecho a vivir a expensas de otros, volviendo a recalcar la distinción falsa entre vidas, es decir, aquellos pocos quienes a toda costa serán protegidos de la muerte y las otras muchas vidas que se considera que no vale la pena que sean protegidas de la enfermedad y la muerte.”
Los condenados de la tierra (Frantz Fanon, dixit) y las futuras generaciones de penitentes, seguirán siendo los pueblos fundadores de la humanidad: africanos, latinoamericanos, asiáticos, entre otros; Son los que llevan las de perder en esta pandemia, porque cargan consigo, como pesadas lápidas, enfermedades subyacentes de la pobreza. Además de habitar deterioradas viviendas, plurifamiliares y multigeneracionales, convertidas en focos de insalubridad, hacinamiento y violencia hogareña, donde están enraizados virus y bacterias de todo tipo
Los bajos niveles de educación e información general, impiden también a la familia pobre tener adecuadas medidas de prevención; exponiéndose con mayor facilidad a los contagios masivos, facilitados por la fragilidad de un sistema corrupto de salud pública mundial. No debemos desaprovechar esta oportunidad para desmantelar el control oligopólico que hay sobre el mercado global de mercancías, servicios y financiamientos; control violador del derecho universal a la vida.
Esa es la lucha que nos espera a mediano plazo. Al igual que el esfuerzo por menguar el desarreglo social y ambiental profundo, iniciado insensatamente siglos atrás. Más temprano que tarde, estos sucesos provocarán que un número mayor de habitantes “sapiens” del planeta transiten en pro de un mejor mundo; si de preservar nuestra especie se trata.
PD1. C. Secretario estatal de Salud: Se que el ex hospital general de Acapulco está cerrado, abandonado y derruido por viejo; pero algunos espacios pueden ser acondicionados como albergue de transito para contagiados del Covid-19 que no sean graves, pero que requieran aislamiento fuera de sus casas a fin de no contagiar a sus familiares.

Otras posdatas lapidarias: “Pido a los políticos no se auto publiciten montados en el combate al virus” “No presuman cuando inicien algo; mejor háganlo cuando lo terminen” “Primero está la vida de nuestro pueblo y luego la obra pública corrupta” “Si la partida es poca; al pueblo le toca” “No regresaremos a lo de antes porque fue lo que agudizó la catástrofe actual” “En la pandemia, primero nos alienamos con las demandas del pueblo y luego con las demás” “Si ya estamos auto enclaustrados, no nos prohíban la libertad de expresión y de información remota”

viernes, 17 de abril de 2020

Atenta sugerencia.


Héctor Manuel Popoca Boone.

El deterioro de la economía nacional va en aumento, pero mucho más la familiar. De la pobreza y carencia de ingresos económicos no hay más que un paso para padecer hambre. No se puede de ninguna manera postergar el combate al desempleo y a la hambruna que, lamentablemente, ha incoado su manto mortífero en Guerrero. 

Por lo que atentamente sugiero a las autoridades competentes echar a andar un programa gubernamental exitoso que en su momento fue denominado “MAIZ POR BOSQUE” (ahora pueden ponerle el nombre que deseen), llevado a cabo hará varios años en diversas comunidades indígenas, en lo que hoy es el municipio de Cochoapa El Grande, que es considerado el más pobre del país, ubicado en la Montaña Alta. El antecedente de este programa fue el de las cooperativas indígenas, INI-Coplamar.

Este programa en comento, consistió en el acceso de los pueblos a costales de maíz mediante trabajos de reforestación, tipo plantación comercial, de dos variedades de pinos, en terrenos de los Bienes Comunales de Cochoapa. El pago al campesino indígena era con el grano básico y no con dinero, para proteger la nutrición de la familia e inhibir el consumo de aguardiente en la comunidad. Esto, bajo la norma anticorrupción de “hectárea trabajada, productor abastecido” En una primera etapa se hacía la limpia del monte, la apertura de cepas y el cerco perimetral, para después el trasplante en una superficie de 270 has.

El proyecto generó 339 empleos (considerando que 88 jornales diarios equivalían a un empleo). Fueron beneficiadas 737 familias. El estímulo otorgado fue a razón de 13.3 kg. de maíz por jornal devengado. El maíz con el que se les pagaba provenía de las cosechas de Tierra Caliente, Valles de Iguala, la Cañada de Huamuxtitlan y de la región de Costa Chica. El precio de compra fue siempre al alza, regulando el precio de mercado del maíz que en tiempos de cosecha bajaba mucho. De tal suerte que el programa también benefició, de paso, a la economía familiar de campesinos maiceros de otras regiones de Guerrero.

Tenía triple propósito el programa: frenar el deslave de los suelos y el respectivo daño ecológico; inducir la regeneración del suelo con vocación forestal y otorgarles empleo a los hombres para el sostenimiento de sus respectivas familias, sin tener que migrar a los estados del norte del país o a los cinturones de miseria de los grandes centros urbanos.

Las unidades institucionales responsables del programa fueron, por parte del gobierno federal, el INI y la Comisión Nacional Forestal; por parte del gobierno estatal, la Oficina de Asesoría en Políticas Públicas y la Secretaría de Asuntos Indígenas. Por el gobierno municipal, el Ayuntamiento de Metlatonoc (ya que, en ese entonces, Cochoapa era parte integrante de ese municipio).

La financiación del programa fue con recursos federales y estatales. A título de ejemplo, para este año 2020, Cochoapa el Grande tiene recursos federales autorizados en el ramo 33 por la cantidad de 118.2 millones de pesos. La mayoría de ellos etiquetados para obra pública que generalmente abreva en los veneros de la corrupción. Insisto que en el presente estado de emergencia nacional deben de ser usados para combatir el hambre y generación de empleos temporales donde se utilice mucha mano de obra y poca maquinaria.

Adenda. - C. Gobernador y C. Secretario General de Gobierno: Les expongo, una vez más, mi extrañeza de que no han tomado todavía en cuenta la sugerencia de reconvertir en hospital eventual -para la fase 3 del combate a la actual pandemia-, el Centro Comunitario contra la Violencia a la Mujer Indígena, ubicado en la ciudad de Ayutla.

Desde el inicio de sus responsabilidades gubernamentales ustedes lo han mantenido cerrado y abandonado; es más, me informan que las camas y el mobiliario en general con que ya contaba, fueron sustraídos supuestamente con la venia de ustedes. El Centro cuenta con un albergue, con cupo para 75 camas, comedor, baños, cubículos para la atención profesional a las víctimas, oficinas administrativas y espacios cercados al aire libre.

Estoy seguro que a los habitantes de Ayutla y municipios circunvecinos, mucho les agradará que los visitaran personalmente en fechas próximas para que, además, constaten que el hospital regional de la Secretaría de Salud solo cuenta, en lo inmediato, con ¡cuatro camas! para darle servicio a miles de habitantes en su radio de acción; sin mayor número de médicos, enfermeras y personal de asistencia. Hay falta de equipo, avituallamiento y medicinas requeridas para enfrentar la crisis letal que está a las puertas de Guerrero. 

Ojalá esté yo equivocado. Que cada cual asuma la consciencia y responsabilidad que le compete en estos tiempos aciagos.

viernes, 10 de abril de 2020

Quiebra de la economía familiar..


Héctor Manuel Popoca Boone.

Esta fase de la pandemia conlleva auto confinamiento domiciliario y, por ende, mayor precarización de la economía familiar; como consecuencia de la falta de empleos, ya sea formales o informales. Es decir, sin ingresos económicos para subsistir debido al cierre progresivo de micro, pequeñas y medianas empresas, por escasez de ventas de productos y servicios. Estamos presenciando deterioros graves en la salud por el señorío del virus y de la pobreza social con hambruna generalizada por desempleo pleno. 

Al no haber ingresos privados, los gobiernos tendrán pérdida en las recaudaciones de toda naturaleza. Pronto los veremos insolventes. Todo eso es un círculo vicioso que es, a la vez, gran caldo de cultivo para delincuencias y corrupciones de toda índole, públicas y privadas; realizadas bajo el manto protector de la impunidad. Los vivales de siempre de cuello blanco aprovecharan el pasmo y el desconcierto social para hacer de las suyas.

En Guerrero, los que más estragos económicos padecerán serán familias pobres localizadas en la Montaña y Sierra; en las ciudades, ahí donde están los cinturones de miseria y colonias lumpen, principalmente Acapulco, Zihuatanejo, Chilpancingo, Taxco, Tlapa, Iguala, entre otras. La economía de Guerrero se sostiene fundamentalmente del turismo, de las remesas enviadas allende el río bravo y de la agricultura, así como de servicios y comercio en general, que hoy se encuentran paralizados.

No estamos preparados para reactivar por nosotros mismos la economía estatal a corto plazo; ni enderezar a los gobiernos, estatal y municipales, para enfrentar -con menores vicios y corrupciones- los escenarios de hambre y pobreza. A eso, hay que agregarle la voraz y sempiterna extracción y explotación de los recursos naturales y humanos.

La salvación de los de abajo estriba en reinventar y fortalecer una economía de mercado socialmente regulada por el Estado. Que le garantice a la mayoría de las familias guerrerenses el acceso permanente a una canasta básica de alimentos populares, durante un buen período de tiempo, quizás de dos años o más. No estoy proponiendo tan solo despensas que son útiles para el momento crítico, pero no tanto para sostener la humana energía requerida en la rehabilitación de nuestra poco diversifica economía, hoy severamente retraída.

El Estado Mexicano debe de liderar el combate a la brutal desigualdad e inequidad social como nunca lo había hecho antes: de forma permanente y consistente. A guisa de ejemplo: innovando el crédito al consumo familiar para la adquisición de la canasta básica de alimentos. Aquí sugerimos hacer uso inmediato de los recursos públicos federales transferidos al estado y a los municipios del ramo 33; reorientándolos a establecer el crédito al consumo. Hacer menos obra pública no prioritaria y crear un fondo económico inicial revolvente para el programa mencionado.

Para que sea permanente, debe de ser bajo la modalidad de crédito sin intereses, pagadero a mediano plazo con reembolso en efectivo o con mano de obra. El expediente de los sujetos de crédito lo integrarían en forma conjunta los ayuntamientos, el gobierno del estado y la Secretaria del Bienestar, sin mayor burocratismo o clientelismo político.

Los ayuntamientos podrían usar los recursos federales del mencionado ramo, que en este año ascienden a 6,685 millones de pesos, distribuidos ponderadamente entre 81 municipios; esto, siempre y cuando se flexibilicen las reglas operación vigentes; la laxitud queda fundamentada en la emergencia nacional decretada.

Las unidades institucionales responsables serían: a) el gobierno federal, a través de la Secretaría del Bienestar (para la autorización del uso de los recursos del ramo 33 y Segalmex, en la adquisición de los productos de la canasta y su distribución estratégica. b) el gobierno estatal participaría en la coordinación general del programa, aportando también parte de sus recursos del ramo 33. c) los ayuntamientos tendrían la coordinación general del programa en sus territorios.

Recomendable es la existencia de una contraloría social, honesta y comprometida. Porque en la actualidad, dentro de la emergencia nacional de salud, importa más paliar el hambre del pueblo y dejar por el momento la realización de obra pública no esencial.

PD1. Sólo espero que las autoridades correspondientes no empiecen a maquillar las estadísticas de la pandemia en Guerrero.

PD2. Vale la pena establecer los comedores comunitarios administrados por el ejército y la marina. Evitan clientelismo político, garantizan puntualidad, orden y limpieza sanitaria.


viernes, 3 de abril de 2020

Reflexiones sobre el Covid-19


Héctor Manuel Popoca Boone.

Solo basta un virus para derrumbar los imperios. Sólo basta un microbio para derrumbar al futuro. (Sergio Huidrobo)   
                                                                    
La literatura de ciencia-ficción ha cedido su lugar a la reflexión y a la narrativa de esta cruda realidad en que estamos inmersos. El Coronavirus Covid-19 es el acontecimiento inédito, terrible, global e impactante del siglo XXI, hasta ahora. Está por encima de las guerras de narcos y las de baja intensidad con las que en forma permanente se auto liquidan los seres humanos. La vocación innata de auto extinguirse es inacabable e inmensurable. No en balde el hombre “está hecho de barro; de polvo, pues”

No acabamos de entender que nuestra vida ordinaria debe cambiar a partir de circunstancias extraordinarias extremas, como las que prevalecen con la actual pandemia. Es cierto: si no nos vemos reflejados en los sufrimientos de los demás, tarde que temprano pasaremos a ser parte victimada de esta catástrofe. El Covid-19 desnuda nuestra condición humana y nos muestra cuan fácil nos deslizamos a la banalidad de lo que nos rodea. No obstante, ya empieza a instalarse en nosotros un sentimiento de angustia, incertidumbre y desesperación, por esta marca indeleble de corte internacional. Cada día despertamos con lo increíble, con lo nunca visto por las generaciones vivientes, sufridoras ahora de la pandemia. El virus se posesionó de la tierra y llegó para quedarse. ¿Quién controlará a quién?

El Covid-19 debe ser un parteaguas en nuestro azaroso devenir. Si no es así, nuestra inteligencia queda entre dicho al negarnos a tener memoria de lo que está aconteciendo. Será una muestra que no sabemos aprender de él. No permitamos que sea parte de nuestras desgracias omitidas. Ignorarla se convertirá en una huella más de nuestra indiferencia ante lo letal que es cosa sabida y cotidiana.

Ya desde ahora hay un hombre anterior al Covid-19 y esperamos al nuevo que surja. Nuestro paso por la tierra no seguirá siendo igual que antes. De aquí en adelante, nuestra referencia histórica de comportamiento será un antes y un después de esta vorágine exterminadora. Existe un nuevo aquí y ahora en nuestra forma de apreciar las cosas, los sucesos y a nuestros semejantes.

Este microscópico monstruo lo ha impregnado todo: nuestra manera de pensar, nuestra palabra escrita, las conversaciones que tenemos, nuestros temores, nuestras reflexiones, nuestras emociones, nuestra escaza solidaridad y fraternidad, nuestros egoísmos individualistas… ¡No dejemos que nos domine! No perdamos nuestra capacidad de ver la alborada.

¿Cómo fue que se expandió tan rápidamente? ¿Quién en verdad lo provocó? ¿A quién se le salió fuera de control? ¿acaso será un enigma no descifrado del siglo XXI y, por lo tanto, nos esperan otros acontecimientos de mayor e ilimitado aniquilamiento? Los continentes terrenales, nuestros países, ya no son extensas superficies habitables; ahora son inmensos espacios mortales, enfermizos y contaminados.

De repente se nos cerró la ventana por la cual penetraba la luminosidad y la clarividencia. Hoy no sabemos cómo abrirla de nuevo. Nuestra ciencia y tecnología conocida no nos ayudan, pero ¿y la practicada por la industria militar y farmacéutica en sus laboratorios secretos, productores de virus, microbios y bacterias?

Se ha destruido una parte importante del curso normal de nuestras vidas. Tenemos muchas preguntas. Hay pocas respuestas…, muy pocas todavía. Para muchos, el precio testimonial de lo que está sucediendo será la vida. No se guarecieron a tiempo o murieron combatiéndolo. Hubo cierta irresponsabilidad pública y privada. Prevaleció el tomar las cosas a la ligera. Cuan frágil es nuestra vida, cuan fácil es minimizarla y desvalorizarla.  ¿Por qué no cobramos conciencia de que somos también un componente más de la naturaleza y que no se vale la irracionalidad y empecinamiento con que intentamos destruirla por completo? Y en ello, se nos va la vida.

PD1. No nos olvidemos de los que van al día y arriesgan su vida, por buscar la vida para ellos y sus familias. El derrumbe de la economía familiar y la quiebra de las pequeñas y medianas empresas es la otra crisis que nos depara el futuro inmediato.

PD2. Algunos hombres y mujeres de la salud: médicos, enfermeras y personal asistente, son mandados a la guerra sin fusil y sin balas.

PD3. Primero los pobres. Mi reconocimiento al Ayuntamiento de Chilpancingo por establecer bancos de alimentos para familias necesitadas, en puntos estratégicos de la ciudad y pueblos circunvecinos.