Enfrentar eficazmente la pandemia y la crisis económica
requiere necesariamente de la participación del pueblo. Tratar de hacerlo unilateralmente
y con dejo de soberbia infalible, merma considerablemente las posibilidades de
éxito. Privilegiar el individualismo y el engaño, sobre la verdad y lo colectivo,
es de visiones reducidas. Es continuar cultivando las vulnerabilidades de siempre,
al considerar a la ciudadanía meramente como objeto de atención y no contemplarla
como ente activo y creativo de soluciones democráticas, progresistas y
trascendentes.
Para combatir al Covid-19 y a la pobreza agudizada, necesarios
son recursos económicos adicionales junto con un mayor esfuerzo civil
organizado y un nuevo modo de gobernar. El gobierno por sí solo no puede. Provechoso
es conocer por todos, dónde, cómo, cuándo y a quienes está beneficiando el
gasto público. Eso es condición básica para darle credibilidad y confianza al
pueblo y, de esa manera, convertirlo en un aliado consciente frente a la pandemia
y a la debacle económica.
Por ejemplo, la ciudadanía tiene recelo y suspicacia
cuando el gobierno da muestra de oscurantismo o renuencia de informar con
oportunidad, claridad y veracidad, en torno a los usos de los dineros públicos.
La transparencia es protocolo obligado a seguir en la atención social ante
desastres naturales y humanos de gran magnitud. Es punto nodal para la
convocatoria popular, revestida de suficiente autoridad moral.
La desinformación, así como la falsedad y la farsa, en la
acción pública, son hábitos ancestrales muy perniciosos que florecen cuando existe
la corrupción e impunidad, como aceites lubricantes en el estilo de gobernar. Son
actos corrosivos que han causado serios estragos globales en estas tierras del
sur. Las macro evidencias acumuladas, están a la vista de todos. La verdad,
termina siempre por arrojarnos en cara, la cruda realidad.
En este contexto de ideas, pienso en el proyecto de
iniciativa que la diputada local morenista, Nilsan Hilario Mendoza, presentó a
sus compañeros de las distintas fracciones parlamentarias, para exhortar al gobernador,
Héctor Astudillo Flores, a que informara sobre el cómo está ejerciendo el
presupuesto público anual destinado al rubro de la salud. Lo inaudito es que dicha
iniciativa concitó desdén y postergación por parte de la mayoría de las expresiones
partidarias en el Congreso local, por “no ser de obvia y urgente resolución”
En buena hora el gobernador alcanzó a escuchar el deseo
de la diputada. Instruyó inmediatamente a la responsable de administración y
finanzas de la Secretaría de salud a proporcionar públicamente una primera
información, aunque esta fue muy primaria. Por cierto, en la conferencia de
prensa, la susodicha funcionaria pública cometió un gazapo; dijo que los
recursos económicos con los que han estado atendiendo la emergencia sanitaria
por el Covid-19 “son de la aportación solidaria estatal”. Cuando todos
sabemos que, en situaciones críticas de suma afectación social, es imperativo
que el gobierno estatal destine todos los recursos propios que pueda, para orientarlos,
sin adjetivo alguno, a la circunstancia prevaleciente.
Incluso los guardaditos que se forman anualmente
por concepto de superávits presupuestales no contemplados en la ley estatal de
ingresos, cuya cuantía era significativa hasta 2019. La salud y la vida de los
guerrerenses nos concierne a todos cuidarlas, pero más compete a los gobiernos;
asignándolos dignamente y no en forma dadivosa.
Ya hay voces oficiales, estatales y municipales, que
manifiestan públicamente no tener más fondos para continuar combatiendo el
crecimiento acelerado de la pandemia en estos lares. Por cohesión social, debieran
promoverse la formación de comités ciudadanos, regionales y municipales (no
integrados a modo), a fin de que se4 pueda acreditar lo dicho y darle
seguimiento real a la utilización de los recursos institucionales que se
aplicaran durante el trance doloroso que hoy nos agobia a todos.
PD1. En épocas adversas a
la sociedad, las bambalinas institucionales no pueden ocultar nada. ¿Se acuerdan ustedes de un infausto
gobernador de Guerrero, que dispuso de un helicóptero oficial destinado al
traslado urgente de enfermos para destinarlo a uso personal?
PD2. De lo que se trata hoy, no es de buscar votos, sino de ¡salvar vidas!
Carajo.
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