sábado, 25 de julio de 2020

Carta abierta al Gobernador.

Carta abierta al Gobernador.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Gobiernos necios que acusáis a la ciudadanía con poca razón, sin ver que ustedes son la causa primera de lo que culpáis. (Parafraseo de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz).

Con todo respeto a su investidura y con las disculpas anticipadas por mi franqueza, le manifiesto mi discrepancia de cómo usted y su equipo de colaboradores están viendo el comportamiento de la pandemia en nuestro estado. 

También disiento, un tanto, de las maneras melifluas y discretas de conducir el combate a la misma; de la forma manipuladora de la información con que comunican al pueblo la situación que guarda la misma; así como el estilo personal de eludir, parcialmente, la responsabilidad que le toca como máxima autoridad sanitaria que es usted, en cuanto a lo que se refiere al cúmulo de personas contagiadas y fallecidas en estas laceradas tierras del sur.

Desde que se estableció el semáforo epidémico cromático, lo iniciamos con el color rojo, es decir, de máximo alerta, para que nos sirviera de faro indicador semanal de la intensidad de la pandemia en Guerrero; y así, implementar las medidas sanitarias necesarias a efecto de prevenir y combatir con mayor eficacia los estragos mortíferos que nos estaba ocasionando producto de un crecimiento incesante de contagios y fallecimientos, además de no contar con un sistema de salud robusto.

 Transitamos y trabajamos en esa coloratura para lograr tener el puntaje ponderado mínimo requerido de 2.5 y así pasar al color naranja, donde es posible abrir actividades económicas no esenciales de ciertos giros, pero al 30 % de sus capacidades de operación, lo mismo que congregaciones y movilidades sociales específicas. A la fecha de la primera evaluación, semanas atrás, no pudimos alcanzar el puntaje ponderado establecido (alcanzamos 2.4 %) y, no obstante, nos atrevimos cambiar el color al semáforo de Guerrero, por la asfixia económica que empezábamos a padecer ante el confinamiento imperante.

En lo personal, como ciudadano observante, manifesté mi aquiescencia sobre esa determinación, al saber que habría una evaluación semanal sobre el impacto de las estrategias diseñadas. De tal suerte que, si los resultados no eran aceptables en materia de reducción de contagios y muertes, regresaríamos al confinamiento como medida para disminuirlos.

Establecer el periodo para evaluar de una semana fue corto, en virtud que no se tomó en cuenta que la incubación del virus dura entre 4 a 14 días, por lo que en 7 días no íbamos a saber el verdadero impacto. Pero, aun así, a las dos semanas de operación de la estrategia naranja las cifras indicaban que la pandemia no se había controlado, ni estabilizado o mucho menos que fuera en declive. Todo lo contrario: las tendencias actuales son de crecimiento constante y sostenido en ambos parámetros, tal y como nos lo expresan los datos oficiales del gobierno estatal y del federal.

Ante tamaña evidencia empírica contundente y sin mayor rebuscamiento estadístico, algunos ciudadanos concluíamos, hace una semana, que era necesario recular al menos parcialmente a un color semi-rojo, retornando a un confinamiento territorialmente delimitado, las zonas donde está localizado lo más agudo de la infestación y mortandad.

Lamentablemente no pudimos atraer la atención de usted, señor gobernador. Y con estupor ahora leo que ratifica su voluntad de que permanezcamos tal como estamos en color naranja; es decir, ha vuelto a tomar una decisión de carácter político-económico, más no de salud pública, por mucho que diga lo contrario. Los datos duros confirman esta aseveración. Seguiremos teniendo mayores contagios y mortandad grande. Ojalá que usted recapacite y que cada cual asumamos la responsabilidad que nos corresponde en tratándose de cuidar la vida de los guerrerenses; que valen muchísimo más, que un imperio económico. ¡Reculemos parcialmente, por favor!

 


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