¡Reculemos parcialmente!
Héctor Manuel Popoca Boone.
No han salido las cosas como deseábamos. A sabiendas que
no teníamos el mínimo puntaje requerido para el iniciar el descongelamiento
económico general, tomamos la decisión de hacerlo. Un requisito importante era que
el crecimiento de contagios y fallecimientos fuera a la baja; y no ha sido así.
Durante la semana transcurrida hasta esta fecha, las dinámicas fueron in
crescendo y no diminuendo. Los datos duros muestran un cotidiano incremento
porcentual promedio de 51 % para los contagios y 2.6 % para los decesos. Al día
de ayer, en Guerrero, los reportes oficiales de personas fallecidas desde el
inicio de la epidemia sumaban 1,059 y las personas contagiadas a 6 949. Con
esas cifras, nada menores, queda ratificado que la decisión tomada fue más bien
de carácter político y económico y no de salud pública. Se hizo lo
obligadamente necesario, más no lo deseable.
Pero hoy, al no ser abatida la velocidad en que se
suceden los muy prestos contagios y decesos, pertinente es darle un
color SEMI ROJO al semáforo epidémico de Guerrero (ritornello); delimitando
territorialmente el confinamiento, puesto que la pandemia se nos está saliendo
de control. Y eso es gravissimo. Del período de las recomendaciones,
tenemos que pasar, muy a nuestro pesar, a mayores medidas sanitarias, amonestaciones
y sanciones; sin dejar de apelar continuamente a la consciencia cívica. Son
tiempos de hacer valer la autoridad conferida para salvaguardar los intereses
vitales de la mayoría de la población, por encima de todo.
En pocas palabras,
el estado actual que guarda la situación de la pandemia es que “está viva y no
para” (molto vivace). Eso nos impele acatar con mayor disciplina (rinforzante)
las medidas sanitarias establecidas para ciudadanos y negocios; así como solicitarles
a las autoridades gubernamentales aplicarse con más energía (risoluto) a
la vigilancia y cumplimiento de ellas.
Territorialmente los focos de mortandad más agudos están
localizados en las principales ciudades comerciales y turísticas de Guerrero que
son, por orden de descendente, las siguientes: Acapulco (con Coyuca de Benítez
como ciudad comunicante), Chilpancingo (con Zumpango como ciudad conurbada),
Iguala, Taxco, Tlapa, Zihuatanejo, Ciudad Altamirano (con Coyuca de Catán como ciudad
conurbada) y Chilapa. Al interior de éstas, lo fortissimo de los
contagios está en los mercados, transportes públicos, entrada de bancos,
ventanillas para recibir apoyos gubernamentales, playas y otros sitios de
aglomeración social.
Recalco que, durante la semana transcurrida, los
contagios y fallecimientos crecieron en forma allegrissima; y serán
mayores debido a que el período de incubación del virus dura de 4 a 14 días y,
por ende, los efectos reales de la apertura los conoceremos en el transcurso de
las próximas dos semanas. Vamos de mal en peor. O sea, nos seguirá lloviendo fortissimo,
sobre lo ya inundado.
Podemos incorporar algunas otras medidas sanitarias
locales que están dando buenos resultados: La jefa de gobierno de la CDMX
instruyó cerrar todo el centro histórico de la ciudad y dejarlo para uso
peatonal exclusivamente. También incrementó el monto de multas por desacato y
está aplicando clausuras temporales de negocios que han abierto sin
precauciones. Algunas presidencias municipales en Guerrero han establecido
permanentemente filtros sanitarios en las entradas y salidas de las cabeceras
municipales. Así como en lugares nodales de la ciudad. En Zihuatanejo expiden un
distintivo sanitario para colocarlo a vista, en los negocios que cumplen con
las normas sanitarias.
Sin ambages, accedamos a la deuda pública estatal y municipal,
enfocada exclusivamente a la entrega de subsidios económicos directos a los
trabajadores sin trabajo, así como a los micronegocios y micro comerciantes
ambulantes, para que no salgan de casa; sobre todo en las zonas-objetivo de
mayor infestación y mortandad. Claro, con mucha supervisión ciudadana, porque
la corrupción y el clientelismo electoral no se andan con miramientos.
Por último (last, but no least), necesario es que
las autoridades, federal, estatal y (sobre todo ahora) las municipales, tengan
los suficientes “tamaños” para asumir las responsabilidades conferidas y asumirlas
en forma plena y llana en estos menesteres; publicando la implantación de las medidas
sanitarias que les competen implementar en el Bando de policía y buen gobierno
para darles respaldo legal. Es hora de cuidar más al pueblo y no la imagen
política; ya que en estos tiempos es más fácil morir por Covid-19, que por
violencia o enfermedades tradicionales. Reculemos un poco y energicémonos más.
PD. ¿Es cierto que el ayuntamiento de Acapulco no da más
de sí, por estar enmarañado en la corrupción y el nepotismo?
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