La participación ciudadana y la pandemia. (2)
Héctor Manuel Popoca Boone.
Para el Presidente de la República, con mi apoyo crítico.
De repente y cuando menos lo esperábamos, apareció el
virus denominado Covid-19; convirtiéndose en el enemigo mortal y principal de
la humanidad. Virus que no se ve, no se escucha, no tiene sabor, ni olor y no
discrimina a nadie: ataca a todos y se oculta de todos; causando mortandad
grande de personas, a diestra y siniestra.
La pandemia lleva alrededor
de siete y medio meses de duración, tiempo que ha estado fuera del control
total y ha semi paralizado el devenir mundial. A la fecha, son alrededor de 760
mil personas fallecidas y 20 millones 680 mil personas contagiadas en todo el
orbe, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. En menor o mayor
grado el virus expandió su dominio y presencia en toda la tierra. Llegó para
quedarse. Provoca indefensión, porque no hay todavía vacuna para su prevención.
Hoy,
lo que caracteriza a los hogares urbanos, es el confinamiento domiciliario, la pérdida de libertad, empleo y movilidad social. Hay una cierta parálisis
económica y un proceso de aislamiento físico y social, que deviene deterioro y fragilidad
ciudadana en lo anímico, mental y espiritual; debido a la impotencia, temor,
angustia e incertidumbre.
Predomina lo inédito y el pasmo. También han sido
tiempos para la reflexión y meditación existencial; como individuo, familia y
parte integrante de la sociedad.
Hoy, los poderes mundiales muestran fragilidad y carencia
de estructuras, recursos y procesos de protección para detener la pandemia a
corto plazo. El virus exhibió el verdadero comportamiento de los poderosos en
el mundo: sus intereses y formas conductuales en la política, en la economía,
así como en los siempre presentes etnocentrismos y fundamentalismos de todo
tipo.
Ha dejado
al desnudo los aciertos y errores; los propósitos exitosos. aunados a los ilegítimos
y torpes (cuando no corruptos), de quienes operan las instituciones de servicio público.
La ciudadanía se ha vuelto más recelosa e incrédula de
todo lo gubernamental. Atónita, es cada vez
más exigente de mejor información, de acción y atención social. Demanda
transparencia y claridad en los objetivos, estrategias y en la aplicación de
los recursos públicos. Es una ciudadanía que empieza a repudiar la irresponsabilidad
y la manipulación institucional cuando pretende difundir una visión sesgada de
la realidad imperante y un modelamiento específico de la conciencia social.
Hoy, la sorpresa es que los gobiernos salen en búsqueda
de la participación ciudadana; porque ellos solos no pueden combatir el virus.
Pero se topan ante la acumulada pérdida de autoridad moral por los muchos años
de mal gobierno y de abusos en la detentación del poder. En ciudadanías como la
nuestra, también existe el serio obstáculo de un bajo nivel de educación en
general y cívico en lo particular; dificultando la posibilidad de generar pronta
y suficiente conciencia para una mayor participación eficaz.
A la
par y en forma concomitante, se presenta una debacle económica por la semi parálisis
de los mercados, así como por el declive de la inversión, producción, empleo y
consumo. Cunde la reducción de los ingresos económicos y se acrecienta la
pobreza generalizada. La inflación y devaluación monetaria se ciernen sobre las
economías nacionales más débiles. Toca a la puerta la recesión económica de mediana
duración. (Continuará)
PD1. El fideicomiso que costeó la cara promoción
turística impertinente, es de carácter estatal. En su comité técnico, además
del gobernador del estado y de la alcaldesa de Acapulco, están otros dos secretarios
estatales. Todos ellos con voz y voto. Que nadie eluda la responsabilidad que
le corresponde.
PD2. El programa federal de fertilizante gratuito 2020, resultó
hiper-inflado y con un presupuesto dilapidador. Los responsables políticos en
el estado siguen siendo: el gobernador, su “maestro incómodo”, así como el
disfuncional y corrupto delegado federal, Amílcar Sandoval Ballesteros.
PD3. Se abrieron al público,
museos, cines y albercas. Las ciudades de Acapulco, Zihuatanejo y Chilpancingo,
son las de mayor concentración de esos espacios recreativos; y son a la vez las
de mayor número de contagios y fallecimientos por Covid-19. ¡Uf!
No hay comentarios:
Publicar un comentario