sábado, 23 de enero de 2021

Soy candidato moral independiente a gobernador

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

 

El motivo principal de ser candidato independiente a la gubernatura del Estado, surgió en mi mente en el transcurso de la pandemia y de su crecimiento imparable; que hoy está fuera de control gubernamental. Por mi experiencia política y profesional convencido estaba que, para combatirla y reducirla a su mínima expresión, requeríamos con urgencia, mayor consciencia y disciplina ciudadana; a la par de exigir a las autoridades gubernamentales mayor responsabilidad y honestidad en sus deberes.

 

En otras palabras, necesitaba contender electoralmente para realizar toda una pedagogía política-social, liberadora de consciencias ciudadanas enajenadas o domesticadas; por medio de la cual pudiera difundir ampliamente los principios, valores, comportamientos ético-sociales, los obligados nuevos estilos de gobernar y las necesarias acciones conjuntas a realizar, para salir del hoyo negro en que actualmente se encuentra Guerrero.

 

En esta primera fase constaté lo que ya sabía: en una democracia mercantilizada todos los electores tienen derecho a elegir a sus gobernantes; no así a ser elegidos. La ley dice que sí, pero la realidad es que no; al menos, no tan fácilmente. En los hechos, cumplir con las condicionantes legales establecidas, solo lo pueden hacer, al margen de los partidos políticos, ciudadanos que previamente cuenten con una organización social operativa, consolidada regionalmente y contar con un poder económico particular, que solo lo poseen alrededor de un 25 por ciento de los ciudadanos electores de Guerrero. Eso es una discriminación tácita antidemocrática, a favor de la partidocracia.

 

El instituto y el tribunal electoral de nivel estatal, se han caracterizado por mantener una actitud autista ante las grandes dificultades y graves riesgos de carácter mortal, que embarga un proceso electoral atravesado por una inesperada e histórica pandemia, oficialmente declarada como de “alto riesgo” para el caso de Guerrero y que tiende a subir a la categoría de “riesgo máximo” Como ya es un hecho, en los municipios de Iguala y Taxco. (Y que insensatamente las autoridades no lo hacen para los municipios de Acapulco, Chilpancingo e Ixtapa-Zihuatanejo, siendo que son los epicentros estatales de la pandemia).

 

 Cierto es que los consejeros y magistrados actúan apegados a una “realidad legal”, que en el caso que nos ocupa, está muy alejada de la “realidad factual”. Prevalece la estrechez de criterio, cortedad de miras y razonamientos encasillados; si no es que carencia de sentido común, sensibilidad y lógica elemental. No olvidemos que su actuación puede estar impregnada de un sesgo político-ideológico (a veces de manera espectacular), al dictaminar los hechos electorales en función de los intereses de quienes políticamente los respaldaron, tras bambalinas, para que ocuparan los puestos que detentan; más allá de los muchos méritos profesionales que puedan tener y haber requisitado debidamente las formas de rigor.

 

A la fecha, cumplí con todos los requisitos que me exige la ley electoral estatal, excepto uno: me negué a recabar el apoyo ciudadano de 75 400 electores, en no menos de 41 municipios, con no menos del 3 por ciento de los ciudadanos contenidos en la lista nominal oficial de electores de cada municipalidad; en un lapso de 60 días, en el marco de la actual pandemia, que se encuentra imparable y creciente.

 

Lo hice basándome en mis principios y razones bioéticas; ya que los protocolos sanitarios establecidos no evitan poner en alto riesgo la vida y salud de miles de habitantes. Máxime que mi estrategia de captura de firmas, en tan corto plazo, no fue autorizada por la Secretaria de Salud Estatal; aunado a que cualesquier otra, conlleva también altos peligros, al no poder física, ni materialmente, guardar la sana distancia y no poder de prescindir manipular objetos posibles portadores del virus letal, como son los teléfonos celulares, bolígrafos especiales y credenciales de elector; no se diga de los formatos a llenar en lo que refiere a los municipios indígenas y de extrema pobreza.

 

Solicitada que fue la exención histórica de captura de firmas de apoyo ciudadano, las autoridades del instituto y las del tribunal electoral estatal, la juzgaron improcedente. Carecieron de una actitud proactiva para fortalecer la democracia, al no justipreciar bien, en toda su dimensión y gravedad, las posibles consecuencias fatales que provocaría el proceso de captura de firmas legalizado para operar en tiempos normales. La duración, la expansión e intensidad de lo mortífero de la pandemia, me está dando la razón; más no la legalidad electoral, que, en este caso, está totalmente divorciada de una realidad de suyo anormal e históricamente excepcional. Con mi desacato, antepuse la prevalencia constitucional de los derechos humanos a la vida y a la salud de miles de guerrerenses.

 

Por razones de falta de tiempo, movilidad, precaución sanitaria y dinero, no me es dable seguir escalando a nivel federal esta litis, por demás interesante y de trascendencia nacional. Termino esta primera jornada de mi candidatura independiente a ser gobernador, haciéndole saber a mis simpatizantes (que son mucho más que dos), que mis ideales y mi persona, estarán reflejados en la boleta electoral.

 

Addendum. Del documento principal que contiene la sentencia del juicio, desfavorable a mi solicitud, emitida por unanimidad por el pleno del Tribunal Estatal Electoral, pedí que se subsanara y se repusiera, en términos formalmente correctos, ya que fue datada la sentencia, con fecha inexacta e incorrecta. Reconocido que fue el error, por acuerdo del Pleno y cuya causal fue un lapsus callamis y no un lapsus mentis; no deja de ser notorio el descuido y comportamiento mecánico, de los cinco magistrados estatales a la hora de firmar la sentencia; máxime si perciben cada uno de ellos, 153 mil pesos de salario mensual. (25 por ciento más, de lo que percibe el presidente de la República). Por lo demás, me entero que seis de los siete magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se han contagiado de Covid-19 en los últimos meses. ¡Uf! (El Sur, 22/01/21 pg.21)

viernes, 8 de enero de 2021

Pandemia... y lo grotesco electoral.

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

El Covid-19 y su expansión mortífera, ha venido desnudando implacablemente a los gobernantes, políticos y empresarios, inescrupulosos en sus ambiciones, egoísmos, farsas, mendacidades e inhumanidades. Eso ha sido en forma paulatina e inexorable; como en toda crisis social que se presenta en gran magnitud. Presenciamos actos, expresiones y escenas secuenciales en diferentes ámbitos de la vida pública, a la manera de alguna película sur realista (Buñuel), del teatro de lo absurdo (Ionesco), de la pintura grotesca (Goya) o de la literatura kafkiana.

El gobernador del estado expresó meses atrás, que la curva de ascenso de la pandemia, ni estaba aplanada ni controlada. A la fecha, estamos en la misma situación, aun cuando en forma más agravada, por el número de contagios y muertes acumuladas.

Hay excesos de ambos casos lamentables, a consecuencia del mal manejo de la pandemia, en el marco de la insensatez y la irresponsabilidad gubernamental. Sin dejar de tener lo suyo, la escasa conciencia y disciplina ciudadana.

Quedó registrado en los anales de esta pandemia, “El Gran Engaño” que tuvimos en Guerrero a manos del “triunvirato gubernamental de la letalidad predeterminada”. Al acordar, durante varios meses, la vigencia del semáforo epidemiológico naranja, pero con medidas sanitarias laxas de un semáforo amarillo. El punto culminante fue que, previo a las fiestas de fin de año, tuvieron el cinismo de poner en semáforo amarillo a los municipios de Acapulco, Zihuatanejo-Ixtapa y Chilpancingo que, paradójicamente, son los de mayor infestación y mortandad en el estado.

Hoy estamos pagando caro, el desafortunado acuerdo estatal que ya fue modificado, antes del plazo fijado; aun cuando “El Gran Engaño”, en forma aminorada, persiste. La oxigenación a la economía de nuestros principales centros turísticos y comerciales fue pírrica. Tanto la afluencia de turistas, como la derrama económica generada, no fue más allá del 34 por ciento de la que se tuvo el año pasado.

La pregunta obligada que tendremos que hacernos cuando ya contemos con cifras realistas es: ¿Cuánto costó en materia de fallecimientos y contagios de más, tamaña imprudencia? Muertes acumuladas llevamos 2 mil 750 y contagios, 26 mil 550, a razón de 15 muertes y 40 personas contagiadas, promedio por día, en lo que va de enero.

Hemos entrado a este año nuevo con un preocupante repunte en la ocupación hospitalaria, en el crecimiento de contagios y muertes y con una planta de trabajadores de la salud extenuada, expoliada y no exenta de discriminaciones. No en balde el saber popular indica que, en tiempos de guerra y de pandemia, las medallas y reconocimientos son para los generales que están permanentemente en los cuarteles generales y las muertes corresponden a los soldados que están en la trinchera de batalla. Lo mismo pasa con los reconocimientos y estímulos para los altos funcionarios de la salud de alta jerarquía, que están debidamente resguardados en sus oficinas ejecutivas contrastando con los sufrimientos laborales, riesgos de salud y muertes de los trabajadores que están en las áreas críticas de atención pandémica en los hospitales.

Por si fuera poco, iniciamos el año con arcas públicas semivacías para enfrentar la presente embestida. Mientras tanto, la muerte y la enfermedad provocada por el pinche y maldito virus, se enseñorea y se expande, calladamente, por las viviendas de las familias más pobres en los cinturones de miseria de las ciudades, que viven al día, en el hacinamiento y totalmente desamparadas; fuera de todo programa de protección a sus vidas y a su salud y no tener acceso a consulta médica y menos, a la adquisición de medicamentos.

PD1. Ya me explicaron que el paso elevado vehicular, que se construye en la ciudad de Acapulco, es primordialmente para darle mayor fluidez al paso de ambulancias y carrozas fúnebres.

PD2. El Tribunal Estatal Electoral dictaminó que es inviable eximirme de la obligación de recabar 75 400 firmas de apoyo ciudadano para convertirme en candidato independiente a la gubernatura de Guerrero. A eso, yo le llamo incitación para volverme un homicida culposo en serie. Ni modo, llegaré, si es necesario, hasta la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.

porelrescate@hotmail.com

sábado, 2 de enero de 2021

Dos en uno.

 

Dos en uno.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Pandemia. Dado el repunte en el crecimiento de contagios y decesos por Covid-19, hay una tendencia a la saturación en algunos centros hospitalarios en Guerrero. Si esto sigue así, mucha gente contagiada no podrá acceder a hospitales para su tratamiento médico por falta de espacio, camas y equipos; en áreas destinadas a tal finalidad. Será en el hogar familiar donde desarrollándose estarán muchos de los contagios, desde los síntomas iniciales hasta las etapas de gravedad, sin asistencia médica alguna y con carencia de medicamentos indispensables y de limpieza, en tratándose de familias en situación de fuerte pobreza.

El sentido común -con un mínimo de solidaridad humana- impone que el Gobierno Estatal y los municipales doten a esas familias desvalidas de A) Un manual, didáctico y básico, de tratamiento sanitario inicial, para casos leves y moderados; B) Un botiquín, con lo mínimo indispensable de artículos (mascarillas desechables, gel antiviral, desinfectantes, termómetro, etc.; C) Medicinas elementales (desinflamatorias, contra la tos, antidiarreicas, entre otras) y D) La herbolaria de salud correspondiente, para digerir o hacer infusión.

Dicho botiquín básico no tiene un costo superior a los mil pesos. ¡Y no me digan que no hay recursos económicos para eso! Si en Acapulco, por ejemplo, los 50.3 millones de pesos que se asignaron a la construcción de un paso vehicular elevado no esencial por el momento, se canalizaran a un programa de dotaciones de botiquines familiares contra el Covid-19, tendríamos la posibilidad de prevenir contagios y decesos en 50 300 hogares de pobreza extrema. Todo es cuestión de saber gobernar bien en condiciones de alta emergencia sanitaria y olvidarse del “Año de Hidalgo”

Por otra parte, en lo que respecta a la contienda electoral, anoche soñé que, gracias a un gran movimiento social estatal, iniciado desde abajo, había optado por sacudir al sistema político corrupto, anquilosado y mafioso que padecemos; y, además me otorgaba el triunfo en la lid electoral; lo cual me obligaba a elaborar notas para un buen discurso de toma de posesión como gobernador. Para tal fin, repasaba con avidez el discurso inaugural del actual mandatario estatal para remarcar en mi mente aquello que debía de rescatar, preservar y fortalecer por su vigencia permanente.

Dentro de esa ensoñación estaba yo consciente que, en los tiempos difíciles por los que estamos atravesando, no pueden formularse falsariamente, las líneas de acción gubernamentales que encaucen el derrotero del que-hacer público, de frente a una amplia crisis iniciada por la pandemia y reforzada por los vicios, intereses grupales y deshonestidades individuales en la forma de gobernar; agravadas por la apatía ciudadanía domesticada y enajenada. Trabas que son ancestrales y que nos hunden cada día más.

En la lectura de dicho discurso el actual gobernador resaltaba que la sociedad “ha perdido la confianza en sus autoridades: por la falta de justicia que se corrompe, por la desigualdad social que se acentúa, por la pobreza que crece, por la impunidad que aflora día con día; por lo cual, también, ha perdido la fe y la credibilidad en los políticos”. Lástima que, a cinco años de haberlo dicho, sigamos en las mismas.

También señaló en ese discurso que los gobernantes tenían una autoridad moral mermada o extraviada por completo, debido a que han puesto la ley al mejor postor, aplicándola cínicamente en forma torcida. Sin ambages, dio a conocer la creación de una Fiscalía Anticorrupción, inscrita dentro del Sistema Estatal Anticorrupción”. Lamentablemente, a la fecha, dicha fiscalía especializada no ha fincado responsabilidad alguna a ningún servidor público por actos de corrupción. Así mismo estableció el compromiso que su gobierno iba a ser “pulcro, honesto y transparente” en el manejo del dinero y se comprometía a gastarlo íntegramente en beneficio de la población. Definió como política perversa el gobernar a través del manejo corrupto del dinero y de su reparto interesado.

 

Lo más importante de esa narrativa fue su compromiso de iniciar una nueva gesta para erradicar la desigualdad, la pobreza, el hambre, al analfabetismo y el retraso histórico. Hacer todo, dijo, para que volviera a Guerrero la tranquilidad, la paz, la justicia, el empleo y el crecimiento. Convocó a todos, sin excepción, a la construcción de un nuevo pacto social, “porque Guerrero nos necesita a todos”. No se olvidó de señalar que el pueblo quiere “respuestas prontas, eficaces y eficientes.” Su consigna principal gubernamental: “Orden y paz” quedo malograda.

 

 En eso estaba, cuando sonó el reloj despertador; no sabiendo si había sido un sueño de ilusión o de desilusión, ante una cruda realidad.

 

porelrescate@hotmail.com