Héctor Manel Popoca Boone.
¿Alguien ha visto a Vicente I. Suastegui Muñoz?
En mi calidad de
Gobernador Moral de Guerrero, me propongo a partir de esta fecha y en forma
mensual, realizar un sucinto balance del comportamiento del gobierno estatal
encabezado por Evelyn Salgado Pineda. Con un espíritu de apoyo-crítico, que le
permita a ella y a la ciudadanía en general, formar sus propios juicios, acerca
de lo bien o mal de la forma en que estamos sorteando la actual crisis
económica y social; detonada estructuralmente por los errores acumulados de antaño
y culminantemente agravados por la pandemia. Ejerzo así, mi derecho a pugnar
por tener un buen gobierno, con buenos gobernantes, para beneficio de todos los
gobernados.
En el tema de
los aciertos, es de resaltar el fuerte respaldo que, hasta ahora, el Presidente
de la República, López Obrador (AMLO), le ha expresado para que realice una
buena gestión gubernamental. La rapidez del traslado de las principales
oficinas ejecutivas de la Secretaría de Salud (federal) a su nueva sede en
Acapulco, ayudará en mucho a superar los vicios, carencias y corrupciones
anidados en nuestro sistema estatal de salud pública.
La visita del
presidente AMLO, con la mayoría de su gabinete presidencial, fue señal de la
especial atención que le merece Guerrero. De esa reunión, se derivó el programa
de construcción de caminos rurales (intensivos de mano de obra para la
generación masiva de empleos) en la región de la Montaña. Asignando los
recursos federales directamente a los ayuntamientos y pueblos indígenas, para
su adecuada y honesta aplicación, tomando como ejemplo lo que se hace en
Oaxaca, donde han erradicado un corrupto “contratismo”, que hacía caminos
rurales de mala calidad y de alto costo.
Otro acierto de
la gobernadora es haber iniciado su gobierno con una necesaria austeridad;
pregonándola con el ejemplo personal y adoptándola como estilo de gobierno;
acorde a las difíciles circunstancias presupuestales con las que recibió las
riendas gubernamentales de manos de su malogrado antecesor. Ha sorteado bien,
hasta ahora, dichas precariedades en el erario público, no obstante que ha
tenido que acudir a préstamos bancarios quirografarios de corto plazo, onerosos
por el alto monto y por fuera de lo que marca la ley estatal de disciplina
financiera.
De no haber
acudido a esos empréstitos, tendríamos a estas alturas una semi-parálisis total
de la estructura gubernamental estatal. Situación límite, en la que nunca se
había encontrado el estado de Guerrero; ni enfrentado un gobernante entrante.
Por tanto, es atinado también, el deshacerse de la lujosa mansión de “Casa
Acapulco”, de la casona en zona de alta plusvalía que alberga las oficinas de la
representación de Guerrero en la CDMX y del Palacete orgiástico de El Negro
Durazo, en Zihuatanejo. Faltan poner en venta también, las residencias
domiciliarias en Chilpancingo, propiedad del gobierno estatal, que eran usufructuadas
por relevantes funcionarios públicos, como por ejemplo “el maestro incómodo”
del anterior gobernador.
De los errores
más notorios de alcance nacional, está el haber jaloneado el “papá incómodo” a
la gobernadora, en forma por demás grotesca, en el despacho oficial de la misma,
a la vista de todos los medios masivos de comunicación que cubren su actividad oficial
cotidiana. Ese hecho desmereció con mucho su importante investidura y la autoridad
conferida como primera mandataria estatal. (El papá la redujo, aún más abajo,
que a una simple “Juanita”).
Otro grave error
fue la injerencia pública, descarada y frívola, del “papá incómodo” y su
avasalladora influencia en el nombramiento de muchos de los principales
funcionarios públicos estatales. Lo peor fue que en el caso de algunas mujeres,
la entrevista “técnica-laboral”, incluyó preguntas inquisitorias sobre
atributos corporales y de edad, con claro tufo sexista. No es de extrañar que ahora
aparezcan uno que otro neo funcionario estatal, con alta obsesión sexual, por
los pasillos de las oficinas gubernamentales.
De lo anterior, resulta
un equipo gubernamental caracterizado por ser una mezcolanza de personalidades
variopintas, cuyo común denominador es lograr una colocación oficial, con un
buen sueldo asegurado por seis años y no más. De ahí la descoordinación que
campea y lo disímbolo de las capacidades ante las responsabilidades laborales.
Tal es el “desgarriate” que se traen, en perjuicio del pueblo de Guerrero.
Ya no se diga de
las pifias cometidas en torno al mal uso del escudo nacional; y de la atención que
le merecieron personas y asuntos relevantes a los que les dio una valorización
nimia; como lo fue no presidir la reunión con las personas del Alto Comisionado
de la ONU en el tema de desapariciones forzadas que, por primera vez en la
historia, visitaban nuestro país y a Guerrero en particular.
Craso error y
mentira grande fue haber afirmado que el gobierno estatal tiene una estrategia
propia para combatir la delincuencia organizada, hoy desatada en casi todas las
regiones de Guerrero. No hay tal estrategia estatal, porque la única que opera
es la dictada por el gobierno federal, bajo la consigna presidencial de “abrazos,
no balazos”.
Los estados de la
república lo único que hacen en las “mesas de coordinación para la construcción
de la paz”, es recopilar información específica de cada entidad. El peso
contundente de la implementación de las operaciones lo llevan las fuerzas
militares del ejército y la armada, además de las que encarnan la fuerza e
inteligencia institucional federal, en el orden civil. La mayoría de los
funcionarios y gobernantes estatales, participan como testigos de piedra; y
varios están ya infiltrados por el imperio del mal. Tal y como lo afirma el
obispo Rangel, respaldado por el arzobispo de Acapulco.
PD. Mis hijos y yo, estamos con la familia Salazar Bazán,
en el 13° aniversario luctuoso del insigne Profesor, Othón Salazar Ramírez.
porelrescate@outlook.com
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