Héctor Manuel
Popoca Boone.
A partir del
postulado teórico de Paul Baran, donde afirma que el progreso de los pueblos
está en razón directa a la manera en que se reparte y es utilizado el excedente
económico social generado, es cómo podemos denominar economías extractivas, a aquellas
en donde la riqueza social producida es acaparada por unos cuantos y no la
revierten para el mayor beneficio de los que la produjeron.
Otros
economistas denominan a esto, una inequitativa distribución del ingreso social
que deriva en una mayor desigualdad económica entre los entes productivos. El
progreso se ve constreñido al pasar por un embudo donde lo socialmente
producido es individualmente apropiado.
A grueso modo,
la historia de Guerrero podemos caracterizarla por tener desde siempre una economía
extractiva. Donde el progreso ha sido extremadamente lento, porque sus excedentes
económicos han sido transferidos y aplicados fuera del Estado.
Desde los
tiempos prehispánicos, los pueblos establecidos en estas tierras del sur rendían
tributos económicos a los aztecas y lo hacían así para el engrandecimiento de
los nahuas y evitar con ello el sometimiento total.
Después, en la
época de la Colonia, los españoles ampliaron y profundizaron la economía extractiva.
Sobresalió la minería en la zona norte, con la explotación de la plata que se
enviaba a España. En otras regiones, la Encomienda sustraía la riqueza generada
en su ámbito para transferirla a la metrópoli. La economía extractiva colonial fue
parcialmente establecida en la región de la Montaña. Ésta sirvió como zona de
refugio de los pueblos indígenas. Por su parte, Acapulco sobresalió como puerto
de trasiego de mercancías con otros virreinatos.
Con la independencia
nacional y con el establecimiento de un capitalismo liberal, en Guerrero se
forman las haciendas micro-regionales, generadoras de productos agropecuarios
cuyos excedentes económicos eran transferidos a las principales ciudades para engrandecer
las edificaciones urbanas.
La hacienda porfirista
también proporcionó el capital semilla para los procesos de agro
industrialización, a partir de la molienda de la caña de azúcar en los
trapiches e ingenios y la industrialización textil, hoy desaparecida. En el
siglo pasado, comienza el saqueo de los recursos forestales del estado. Salían
al por mayor los troncones, puesto que las plantas de aserrío eran escazas.
Estimaciones arrojan que el 50 % del macizo forestal original se ha perdido.
Los intentos por poner industrias forestales fracasaron.
En la época de
los 40´se inicia el establecimiento de las plantaciones de cafetales en las zonas
serranas y la palma de coco en las regiones costeras. Sus productos: el café,
copra y otros frutales, prácticamente
son transferidos a otras latitudes sin mayor procesamiento agro industrial. En
la Tierra Caliente, los sistemas de riego son rentados por agricultores
comerciales externos, para dedicarlos a la agricultura de exportación; dejando
las tierras, en poco tiempo, inservibles por el uso intensivo de fertilizantes
y plaguicidas.
Los 50´son el
inicio del crecimiento turístico focalizado en tres lugares: Acapulco,
Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco. Más que polos de desarrollo con capacidad irradiadora
regional, se desenvolvieron como enclaves donde el excedente económico generado
se traslada a las sedes matrices de los grandes hoteles.
La generación de
electricidad es otro ejemplo de industria extractiva en Guerrero. Las presas
hidroeléctricas y termoeléctricas no han dejado mayor beneficio socioeconómico
permanente. Son enclaves que abastecen del fluido eléctrico a las urbes e
industrias del altiplano del país.
Con los casos
anteriores podemos asentar que Guerrero no tendrá mayor progreso hasta que no
tenga una economía inclusiva, aquella donde el excedente se reinvierta y
distribuya, equitativamente, entre los que participan en la generación de la
riqueza social.
PD. No
es posible imponer que los ricos puedan sobrevivir con seguridad en un mundo de
miserables. Horacio Flores de la Peña.
h.popoca.b@gmail.com
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