Héctor Manuel Popoca Boone.
Para llegar a ser exitosamente uno de
los hombres más ricos del mundo, German Larrea Mota-Velasco (GL), no tuvo
necesidad de incursionar por los fatigosos senderos del esfuerzo, de la
austeridad, del ahorro y la constancia. Él es de la generación de empresarios
crecidos y protegidos a la sombra de los gobiernos mexicanos neoliberales, con
los típicos resultados de ser un potentado corrupto, rapaz, inescrupuloso,
insensible, frívolo y depredador.
Con origen de pañales de seda, su padre
le heredó empresas mineras que logró engrandecerlas gracias a los contubernios
hechos, a cambio de redituables favores, con los políticos y funcionarios
públicos neoliberales de alto nivel, que tuvieron que ver con las concesiones,
permisos y toda clase de trámites para que fluyeran con la mayor rapidez y sin
obstáculo alguno la buena marcha de sus múltiples negocios.
La economía neoliberal marcaba el camino:
Allanado estaba el sendero para la adquisición de muchas empresas privatizadas
que eran antaño propiedad del estado mexicano y que los regímenes neoliberales
las subastaron a precios de remate, entre una tercera o cuarta parte de su
valor real.
Ha sido este maridaje impúdico, esta
alianza entre gobernantes, políticos, tecnócratas y empresarios neoliberales,
lo que ha permitido la acumulación de desorbitantes fortunas empresariales en
tan poco tiempo, al poner el poder y disponer del patrimonio público al
servicio discriminado de los intereses económicos de grandes empresas
particulares. Mientras la mayoría del pueblo languidece en su pobreza incontenible.
Hoy, GL es el segundo hombre más
adinerado de México, con una fortuna estimada en 15 mil 700 millones de
dólares. Sus intereses empresariales están fincados a partir de privatizaciones
gubernamentales como ferrocarriles, bancos, minería, cines,... Ahora, lo que
absorbe su atención es ser concesionario de uno de los dos canales de
televisión pública de alcance nacional, que próximamente el gobierno federal
licitará.
Pero es en el negocio minero donde GL
posee en mayor cuantía sus activos. Y es donde en forma más descarnada han
salido a la luz pública las condiciones precarias y peligrosas, en cuanto a
seguridad laboral e infraestructura minera, en las que trabajan los mineros de
sus consorcios.
Quién no recuerda la tragedia acaecida
en las minas de carbón de Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, donde en
un derrumbe quedaron enterrados 65 mineros en el año 2006. De los cuales se
rescataron solo 2 cadáveres, porque resultaba incosteable seguir localizando
más cuerpos. En ese funesto accidente, las autoridades federales solaparon incumplimientos
en las normas de seguridad laboral por parte de la empresa propietaria de la
concesión: Grupo México, cuyo socio mayoritario es GL.
El pasado 6 de agosto, nos sorprende de
nueva cuenta el consorcio minero Grupo México con la tragedia sucedida en su
mina de cobre, a cielo abierto, de Cananea, estado de Sonora; provocando lo que
oficialmente se ha denominado “el peor desastre ambiental en la industria
minera del país de los tiempos modernos”. Por un descuido criminal de la
empresa, se vertieron más de 40 000 metros cúbicos de sulfato de cobre
acidulados a los ríos Sonora y Bacanuchi, contaminando, aguas abajo, toda manifestación
de vida a lo largo de esas dos cuencas hidrológicas.
En los inicios de este sexenio, el
gobierno federal trató de imponer nuevos gravámenes a la explotación de minas a
cielo abierto, con el fin de reinvertirlos en la prevención en comunidades con
probabilidades de afectación, pero el gran empresario neoliberal GL amenazó con
trasladar las inversiones de su poderosa empresa Grupo México a sus concesiones
en Perú. ¡Uf!
PD. “Los
mineros de Taxco cumplieron ayer siete años en huelga frente a la empresa
minera del Grupo México en demanda de mejoras salariales y seguridad, lo que
durante todo este tiempo ha sido una lucha de resistencia, una lección ejemplar
de dignidad.” (Claudio Viveros Hernández). …“la causa que originó la huelga,
tanto aquí en Taxco como en Sombrerete y Cananea, fueron las pésimas
condiciones de seguridad e higiene que tenían las minas” (Óscar Alzaga). El Sur,
31/julio/2014.
h.popoca.b@gmail.com
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