Héctor Manuel Popoca Boone.
Del análisis de la segunda Encuesta Nacional
de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi (2013), hecha a diversos ciudadanos de 18 años en adelante, en
varias ciudades mayores de cien mil habitantes de México, sobre la apreciación y/o
percepción de la calidad con que reciben -los mexicanos en general y los
guerrerenses en particular- los servicios básicos gubernamentales, se pueden
obtener los siguientes resultados, entre otros.
De los problemas que más le preocupan al
mexicano, el primero destacable es que el 70 por ciento no está satisfecho con
el nivel de seguridad pública que tenemos y con la delincuencia que padecemos. Además,
el 74 por ciento manifestó descontento con el servicio de policía. Lo cual no
es ninguna sorpresa, sobretodo en Guerrero
Sólo los grandes en la política y en las
empresas están satisfechos. ¡Y cómo no! ya que llevan, adonde vayan, no menos
de cuatro guaruras con armas de alto calibre, en no menos de dos coches
blindados. (Conjetura mía, no es dato del Inegi).
El segundo gran problema es el que 51
por ciento de los connacionales dicen estar inconformes con el desempleo
imperante, siendo los jóvenes la mayoría de los sin trabajo
En tercer lugar, está el problema de la
corrupción (sin contar la que se realiza a través de las adquisiciones y obras
públicas). El 49 por ciento de los mexicanos están descontentos con la existencia
de este cáncer. Es grave, que la mitad más uno de la población considere como
un hecho normal, untarle la mano a un funcionario público -y no precisamente de
mantequilla-, para que más o menos atienda la demanda requerida, brinde el
servicio ciudadano o haga caso omiso de la infracción cometida. En otras
palabras, uno de cada dos ciudadanos, da por hecho que la corrupción es el
aceite que mueve todo el engranaje burocrático de la atención gubernamental en
tratándose de los servicios públicos.
A nivel nacional la encuesta nos arroja
que, en materia de educación pública básica, un 38 por ciento de los ciudadanos
perciben como no satisfactorio los servicios proporcionados. En Guerrero,
asciende al 48 por ciento.
El 45 por ciento de los encuestados,
consideran cierta decepción en los servicios estatales de salud pública o del
seguro popular. Preocupante es que poco menos de la mitad de los paisanos lo
aprecien así.
Por lo que respecta al servicio de agua
potable, el 69 por ciento de los pobladores manifestó su beneplácito por la
constancia en el suministro, pero solo un 26 por ciento considera que el agua
es potable. De los guerrerenses, únicamente el tres por ciento lo cree así. En
materia de calles y avenidas, el 78 por ciento de los conciudadanos mostró su
malestar por el mal estado que guardan éstas. En el alumbrado público, los
quejosos ascendieron a 65 por ciento. En el suministro y el servicio de la luz
del hogar, es el que tiene mas satisfechos a los habitantes de México, con un
78 por ciento de aprobación; claro está, sin tomar en cuenta los frecuentes
recibos de pago altos.
Se estima que el 70 de la población
usuaria de los servicios públicos de carácter federal, se siente muy satisfecha o satisfecha
simplemente. Con los estatales, el 46 por ciento, y con los servicios municipales, baja al 42 por
ciento.
En conclusión, podemos decir que el 51
por ciento de la población a nivel nacional, -un poquito más de la mitad del
pueblo censado- muestra inconformidad con la calidad de los servicios públicos
prestados; y en el caso de Guerrero, aumenta el disgusto al 66 por ciento. En ambos, los gobernantes, funcionarios
públicos y burócratas en general estamos mal parados y peor vistos por la
ciudadanía.
PD. En la ciencia política, hay un
principio básico que dice: no basta con que los de abajo quieran, sino que
también los de arriba no puedan. Hoy, los de abajo no se movilizaron; y los de
arriba sí pudieron, a sus anchas, realizar el infame atraco privatizador de los
recursos energéticos que teníamos como nación.
h.popoca.b@gmail.com
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