Héctor Manuel Popoca
Boone.
Pudiendo ser un gran emporio agropecuario la región de Tierra Caliente de
Guerrero es actualmente un preclaro ejemplo del abandono de campo mexicano. Producto
de la nefasta política económica que los gobiernos federales emanados del PRI y
el PAN implantaron en México desde hace más de treinta años
Fue reafirmada tal aseveración en el foro organizado por el Movimiento
Campesino Plan de Ayala. Siglo XXI en Ciudad Altamirano donde se expusieron propuestas
de desarrollo rural para la región. El evento estuvo bajo la coordinación del ingeniero
agrónomo, Rosalío Damián Navarrete.
Los productores y profesionistas rurales del municipio de Cutzamala
presentaron, a través del Ing. Sánchez Mireles, una ponencia que refuerza mi apreciación
inicial; a saber, un agudo deterioro en que se encuentra la grande
infraestructura hidroagrícola y pecuaria del que debiera de ser por antonomasia
el principal granero alimenticio de la zona sur de México.
Manifestaron que más de quince mil hectáreas de riego y otras extensiones
de tierras de temporal no tienen ningún uso productivo en la actualidad. A
pesar de los miles de millones de pesos que el General Lázaro Cárdenas logró
que el gobierno federal invirtiera para la construcción de varias presas
hidroagrícolas y sistemas de riego, cuando era Vocal Ejecutivo de la Comisión
del Rio Balsas. Hoy se encuentran convertidos en sistemas de “riesgo”, por la
inseguridad pública imperante.
Si el nuevo gobierno federal del cambio verdadero pretende la
autosuficiencia alimentaria nacional, (al producir a mediano plazo los granos
básicos para más de 125 millones de mexicanos y dejar de importar alrededor de
10 millones de toneladas anuales de maíz de las que somos deficitarios) entonces,
la región de Tierra Caliente debe de ser una zona de atención estratégica
nacional para tal fin
.
Dijeron que, a consecuencia de la pérdida de rentabilidad del campo
calentano, existe fuerte migración de la fuerza productiva laboral de la región
hacia las grandes ciudades o a los campos de EUA y Canadá, en el mejor de los
casos. “Más del 50 por ciento de los agricultores y ganaderos han abandonado
dichas actividades; provocando que la producción agrícola (maíz, sorgo,
ajonjolí, etc.) y ganadera (bovinos, ovinos, porcinos, aves, etc.) haya
disminuido en más del 40 por ciento durante este último sexenio.”
Hicieron énfasis que el declive del campo mexicano se debió a la apertura
indiscriminada y libre importación de granos de otros países, así como al
retiro abrupto de subsidios a la producción y comercialización agropecuaria que
el gobierno federal adoptó como política pública transexenal; lo que distorsionó
hacia la baja los precios de los granos en el mercado en virtud que los
alimentos importados sí recibían fuertes subsidios en sus países de origen;
originándose una competencia económica desleal y desventajosa para nuestra actividad
económica primaria.
Aciertan mis amigos calentanos cuando dicen: “Los programas del campo del
régimen gubernamental que está a punto de concluir, se caracterizan por ser
excluyentes del sector campesino y productores a pequeña y mediana escala y los
proyectos productivos, en un gran porcentaje, son simulación e incubadoras de
actos de corrupción. Los profesionistas-asesores de los productores laboran
bajo condiciones de salarios precarios, inseguridad en el empleo, sin las
mínimas prestaciones que por ley les corresponden, lo que conlleva a cometer
actos deshonestos en estas áreas de trabajo.”
Finalmente coincidí con los productores rurales de Tierra Caliente sobre la
necesidad retomar proyectos de gran aliento para incrementar significativamente
la producción de granos básicos y no solo seguir con los programas para la
distribución de “chácharas productivas”, dentro de los cánones imperantes en mochelandia.
PD1. Bonitos ejemplos dan los legisladores locales al ser
los primeros en violar las normas establecidas. ¡ Uf !
PD2. Una vez más ha quedado constatado que la corrupción
es prohijada y practicada, ejemplarmente, desde los más altos niveles de
gobierno.
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