sábado, 28 de mayo de 2011

Prevenir es gobernar

Héctor Manuel Popoca Boone

En plática con el meteorólogo Roel Ayala Mata (RA), que por cierto es reconocido como de lo mejorcito que tenemos a nivel nacional y trabaja con nosotros en el área de protección civil, le pregunté: ¿cómo viene la temporada de aguas?
RA: Se pronostica que vendrá normal. No habrá fenómeno del niño ni de la niña.
HP: ¿Y qué debemos entender por el fenómeno del niño, climatológicamente hablando?
RA: Es cuando se presentan lluvias en exceso, a causa del calentamiento de las aguas marítimas del océano Pacífico ecuatorial.
HP: ¿Y el fenómeno de la niña?
RA: Es cuando hay períodos de sequía. A causa del enfriamiento de esas mismas aguas oceánicas.
HP: ¿Qué tanta probabilidad hay que el buen pronóstico sea realidad?
RA: Aproximadamente un 90 %. En la actualidad se cuenta con una base de datos muy amplia, con series históricas más largas y con procesos matemáticos y tecnológicos más completos y sofisticados. Además, hay una mayor y mejor coordinación entre las instituciones que generan información climatológica unificando criterios, esfuerzos y elaborando un solo consenso.
HP: No obstante, ¿cuáles son los riesgos que podemos enfrentar?
RA: El primero: reblandecimiento de terrenos a causa de inestabilidad anticipada; provocada por las lluvias del año pasado, que fueron favorecidas por el fenómeno del niño. Ello puede provocar derrumbes, deslizamientos de tierras o rodamientos de rocas.
El siguiente riesgo secuencial son tormentas locales que ya empezamos a tener principalmente en las partes altas de la sierra, La Montaña y en la región norte. Provocan tormentas eléctricas, fuertes vientos, lluvia intensa acompañada de granizo como la recién acaecida en Zitlala, donde los granizos de gran tamaño ocasionaron daños.
El tercer riego son, a partir del mes de julio, los ciclones tropicales (depresión, tormenta o huracán), tanto los provenientes del Pacífico como del Atlántico. Provocan incremento de los niveles de los ríos y su probable desbordamiento en las partes bajas, con la afectación de viviendas localizadas en sus riveras. Principalmente en la zona de Atenango y Copalillo por el río Amacuzac. El valle de Iguala por el río San Juan. Todos los pueblos que atraviesa el río Balsas en la región Tierra Caliente. El Jale, en Tlapa. Cuajinicuilapa, Ometepec, Cópala y Marquelia por sus diversos ríos. Acapulco por el río la Sabana, fundamentalmente en la zona diamante y por el rio Coyuca en el área de San Isidro. El resto de los municipios de la costa grande también, ya que la llanura costera es muy angosta y la parte montañosa muy próxima al litoral. Los ríos son cortos y de fuerte pendiente.
HP: ¿Cómo andamos en materia de prevención?
RA: Se llevan a cabo reuniones regionales de coordinación entre los tres órdenes de gobierno, así como la difusión del pronóstico del tiempo, desazolve de barrancas, designación de refugios temporales, señalización de áreas de alto riesgo; todo ello utilizando los medios de comunicación masiva posibles. Además de lo anterior, hacemos monitoreo diario de las condiciones prevalecientes, alertamiento y reforzamiento con personal en sitio, en la zona potencialmente afectable.
PD1. Toda tormenta y sus daños, a excepción de las políticas, puede ser reportada al teléfono de Protección Civil Estatal: (01.747) 47.1.25.34

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