viernes, 31 de julio de 2015

Los hoyos negros.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Desde hace años, se sabía en los pasillos del palacio, lo que anualmente se tenía que afrontar para cubrir lo que ahora se ha dado a conocer con mayor amplitud y precisión: el pago mensual de 19 000 plazas estatales del sector educación y 6 300 plazas del sector salud. Todas ellas, sostenidas y agrandadas, sin respaldo financiero legalmente autorizado.

Año con año, cubríase el boquete financiero, abriendo otro hoyo presupuestal. A saber: se pagaban las plazas laborales irregulares con los dineros que el gobierno estatal debía de enterar al gobierno federal, por concepto de impuestos y aportaciones laborales, que retenía por cuenta y orden de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El problema no tronó antes porque en las épocas de cierres fiscales anuales, los gobiernos estatales en turno, tanto del PRI como del PRD, solicitaban la condona, el borrón y cuenta nueva por incumplimiento del entero.

La SHCP, bien sea por razones políticas, humanitarias o de otro tipo (Guerrero es uno de los estados más pobres, corruptos y violentos de la república) condonaba temporalmente el incumplimiento de dichas transferencias económicas. Esta práctica nociva cobró modo inveterado cada año. Lejos de reducirse se ensanchaba cada vez más la financiación anormal del pago de nuevas plazas laborales. Hasta que de repente, previo engaño de por medio, la SHCP dijo: ya no juego.

El Gobernador Rogelio Ortega tuvo la valentía de dar a conocer a la opinión pública este “uso y costumbre”, ante la negativa de facto e incumplimiento de la palabra del secretario Luís Videgaray (SHCP) de apoyarlo, como siempre se había hecho con todos los gobernadores anteriores, desde el año 2001. Es decir, en esta ocasión, la percepción es que al gobernador, conciliador por antonomasia, lo quieren dejar colgado de la brocha, alentando un estado de ingobernabilidad, al crearle una situación de insolvencia económica para cubrir sueldos y salarios de fin de año de un segmento importante de la burocracia estatal y de aportaciones estatales a la Uagro para el mismo fin. No son las formas, ni es correcto hacer eso.

Esta bola de nieve hacendaria, era bien conocida pero acallada. Por los gobernantes y funcionarios de los sectores educativo y de salud, así como por los diputados federales y estatales de las comisiones respectivas. Desde su año inicial hasta su actual configuración. Por lo que la irresponsabilidad institucional es compartida, por comisión y omisión, de los gobernantes federal y estatal, por lo menos de tres lustros a la fecha. En este caso no es valido cargarle el milagro a un solo santo.

Al menos en el sector educativo, se tienen identificadas el número de plazas carentes de soporte presupuestal y también cuántas de ellas son ocupadas por personal que sí trabaja y cuales son usufructuadas por zánganos que por años han estado cobrando sin trabajar. En el sector salud pasa el mismo fenómeno, pero no se sabe a ciencia cierta en qué magnitud se presenta. En ambos casos el derecho al trabajo adquirido debe respetarse, previa depuración de aviadores.

Y ya que estamos hablando de agujeros financieros en la línea de flotación de la gobernabilidad de Guerrero, agreguemos el brete de los convenios y compromisos institucionales firmados sin sustento económico por gobernadores anteriores con la Uagro. Así también deberíamos de repasar cuánto de los 2 mil 800 millones de pesos de deuda pública, aprobada por el Congreso Local y contratada por el Poder ejecutivo estatal para respaldar proyectos de carácter productivo a la mera hora fueron destinados a cubrir faltantes financieros para sueldos, salarios y aguinaldos de algunos gobiernos municipales y del propio estatal.

PD1. Hace dos años, los diputados locales aprobaron la cuenta pública del ejercicio 2012 del gobierno del estado, por unanimidad y sin discusión. Co$a in$ólita, en verdad.


PD2. Si anualmente la economía de Guerrero crece 1.2 por ciento y su población aumenta 1.7 por ciento, quiere decir que el “sarape” alcanza para cubrir cada vez a menos guerrerenses. O sea, cada año hay más pobres. ¡Zas!

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