Héctor Manuel Popoca Boone.
Una vez perdida la
presidencia de la república, el PRI va por el mayor número de gubernaturas,
senadurías, diputaciones, así como presidencias municipales. Aplicaran hasta el
final la estrategia de fraude electoral utilizada en el Estado de México, el
año pasado. El municipio de Acapulco, por el número de votos que genera, los
fondos públicos que opera y la influencia geopolítica que tiene, quieren
ganarlo a como dé lugar y al costo que sea.
Conocida es la intromisión
del gobierno federal y estatal en las elecciones de Acapulco. Durante la
campaña política utilizaron todos los programas del DIF, para propósitos
electorales. También el otorgamiento masivo de pintura para fachadas de casas. Circularon
camiones repletos de despensas oficiales; traspasadas en la madrugada a
camionetas particulares o pequeñas bodegas, para ser repartidas en las colonias
populares y comunidades rurales. La Sedesol y la Sedatu ampliaron los padrones
de beneficiarias del programa Prospera, de leche subsidiada, de madres solteras
y mejoramiento de la vivienda. En otras palabras, el PRI y sus gobiernos usaron
todos los programas sociales para ganar votos.
En Acapulco, el PRI
mantiene un ejército de brigadistas pagados, que repartieron y pegaron toda
clase de propaganda de sus candidatos. Tuvieron también dinero para sostener
una fuerte estructura electoral conformada por promotores y coordinadores de
casilla, sección, ruta y distrito electoral. Cada uno de ellos con sueldos
según su categoría. Dicha estructura electoral tendrá su culminación laboral el
día de mañana. Llevaran a votar a sus promovidos de cada manzana o barrio, señalándoles
la ubicación de la “casas amigas” que tendrán dinero y boletas cruzadas de
antemano para intercambiarlas por la compra directa del voto. Si, por ejemplo,
la meta municipal es comprar en Acapulco, 200 000 votos a razón de $ 1 500.00
cada uno, deberán tener 300 millones de pesos distribuibles para las
transacciones en dichas “casas amigas”. O también engañan al electorado como lo
hizo el PAN repartiendo tarjetas electrónicas con promesas de dinero. El PRI ha
dotado de vehículos nuevos, sin logo alguno, a todos sus mapaches políticos
supervisores que atenderán como presa fácil las aisladas casillas en el medio
rural.
Por si fuera poca la
inseguridad y la violencia social que ya padecemos, los del gobierno acentuaron
el miedo y terror político para que la gente no salga a votar y solamente acuda
su voto duro. Publicitaron reiteradamente sus mapas de riesgo de violencia. Hubo
coronas mortuorias dejadas en oficinas partidarias. Aparecieron mantas anónimas
tipo narco contra candidatos. No pararon los asesinatos a políticos. Hubo destrucción
de propaganda y hostigamiento a los seguidores y activistas de la candidata de
Morena, Adela Román Ocampo. Quizás mañana aparezcan los “hombres de negro del
PRI”, cerca de algunas casillas o las cabezas de cerdos en los domicilios de
funcionarios o de representantes de casilla Proliferaron las irritantes llamadas
telefónicas domiciliarias de madrugada para provocar indisposición política.
En el Estado de México, la
FEPADE abrió el mayor número de carpetas de investigación por las siguientes
causas y ninguna de ellas prosperó: Solicitar votos por paga, promesa de dinero
u otra contraprestación; o bien mediante violencia o amenaza. Presionar a otro
a asistir a actos proselitistas. Realizar algún acto que provoque temor o intimidación
en el electorado. Recoger credenciales para votar de los ciudadanos o alterar
boletas de elección. Soborno y abstención de funcionarios electorales de
cumplir con sus responsabilidades. Destinar personal, bienes o servicios públicos
al apoyo o al perjuicio de un candidato, partido político o coalición. A pesar
de todo lo anterior, en las elecciones de mañana “el arroz ya se cosió”, por el
bien de México.
PD. Sayas Enríquez le
expresó a Porfirio Díaz en 1906: “la experiencia acumulada en la historia nos
enseña que, cuando nadie mira por el pueblo, el pueblo mira por sí mismo, y
cuando mira por sí mismo no es río que corre por su cauce natural, sino
torrente que se desborda”.
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