viernes, 2 de septiembre de 2011

Terror que provoca temor.

Para Domingo Díaz Reyna, amigo. 

Héctor Manuel Popoca Boone

Los capos de los carteles de la droga usan los métodos más crueles de la guerra moderna para controlar ciudades Ya no se trata de aniquilar sino de apoderarse de la mente, conducta y emociones sociales.

El control de las plazas para el comercio y tráfico de estupefacientes pasa por dominar a la población por medio del terror generalizado. Los asesinatos infames llevados a cabo en forma pública lo hacen evidente.

La estrategia y el método para infundir temor social son, entre otros, la carnicería humana exhibida en forma magnificada, disparos por doquier; rafagueando concentraciones sociales y haciendo explotar granadas en eventos masivos. Pretenden moldear y direccionar comportamientos sociales masivos. La resultante es la zozobra y desconfianza generalizada.

Calentar una plaza es desatar el crimen y la violencia despiadada. En actos aparentemente dispersos y aislados pero que están bien articulados y sincronizados. Este criminal amedrentamiento es realizado a través de una red de perversos grupos especializados: sicarios, extorsionadores, policías protectores, taxistas-halcones, etc.

Son poderosos porque tienen vastos recursos económicos originados del trasiego y venta al menudeo de estupefacientes, cobro gansteril por “derecho de piso”, extorsión, secuestro, robo de autos y protección a negocios informales y empresarios. Todo ello con la persuasión contundente de la percusión mortífera de armas de alto poder sobre seres humanos, en el marco de una violencia extrema.

No para otra cosa es desparramar fragmentos de cuerpos humanos, con letreros-mensajes colgados, en sitios de alto impacto publicitario. Vulnerar y manipular la psique de las masas es el propósito fundamental. El área de batalla se interioriza; dirigida más que a los cuerpos de los rivales, a la mente de los ciudadanos. Es poner en jaque a la ciudadanía. El dominio sobre la psicología de las gentes sustituye al dominio militar de territorios conquistados.

Todo está fríamente calculado. Se trata de destruir los pensamientos reflexivos y analíticos acerca de los hechos cotidianos que suceden y sustituirlos por reacciones instintivas para la preservación de la vida.

Enfatizo: los actos de terror y amedrentamiento son llevados a cabo, aparentemente, sin ton ni son, en tiempos y espacios diversos, alineados en un caos controlado y manipulado que provocan emociones y estados de indefensión total. Penetran en lo más profundo de la subconsciencia de la gente para que no piense sobre los acontecimientos, si no que reaccione inconscientemente; teniendo como producto inmediato el estado de “shock” y la parálisis social provocada por el miedo. No hablar, no escuchar, aislarse y resguardarse es la única opción.

Conculcar la libertad y la posibilidad de elegir son ahora los propósitos del narco para arrinconar e inmovilizar a la sociedad. Quieren terrenos controlados en la disputa por las plazas; realizando sus fechorías de tiempo ha, con total impunidad presuntamente en contubernio con autoridades gubernamentales venales de los tres órdenes de gobierno.

Ante la imposibilidad de que alguien en nombre de la sociedad ponga un alto, los expuestos -que de una manera u otra somos todos- debemos reafirmar públicamente nuestra voluntad de vivir en paz, con alegría, tranquilidad, esperanza y confianza al lado de nuestro prójimo.

Imperativo es expresar en forma pública, con sana y prudente valentía, tres cosas fundamentales: nuestros valores y principios, nuestra moralidad vital y la legalidad que nos hemos dado como comunidad. Si no nos manifestamos, anímicamente nos moriremos más de lo que ya estamos.

PD1. Si 40 000 muertos, 2 000 desaparecidos y 120 000 ciudadanos desplazados no son datos duros de una guerra cívico-militar fratricida, entonces ¡qué carajos son!
PD2. La vida en Acapulco venía cambiando desde hace tiempo; todo mundo lo percibió pero ningún gobernante actuó.
PD3. Si para combatir el narco la gente de experiencia que propone el chompiras es como su amigo recluido Rogaciano Alba Álvarez, ¡Sálvese quien pueda!
PD4. En toda buena cenaduría se compone y descompone el mundo. Vayamos allá para componerlo… una vez más.




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