El TLCAN, 20
años después.
Héctor Manuel
Popoca Boone.
El Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue firmado entre Canadá, Estados
Unidos y México en 1994. Los propósitos originales eran: Asegurar un acceso
amplio y permanente de los productos mexicanos al mercado de exportación.
Especializar nuestra estructura productiva orientándola hacia donde tuviéramos
mayores ventajas comparativas, alentando con ello la competitividad, innovación
y creatividad de nuestras empresas. Disponer de mayores y diversificadas
mercancías de mejor calidad, menor precio y por último, pero no menos
importante, crear empleos incrementando los niveles de vida de la clase
trabajadora del campo y la ciudad.
Los resultados
obtenidos son de diversa índole y magnitud según el ámbito que se analice. En
el aspecto político nació enmarcado, contrastantemente, con el levantamiento de
pueblos indígenas chiapanecos como una manifestación de que la pobreza
predominaba en zonas importante del país, especialmente el sur. Dicho
movimiento armado era el rechazo de un segmento de la sociedad nacional -que
contó con simpatía extra regional- a la política económica gubernamental
prevaleciente.
En otro plano,
la incipiente democracia que existía dio paso paulatino a una creciente
competencia electoral marcada por la alternancia en los poderes ejecutivos,
tanto del orden presidencial como de los estatales y municipales. La pluralidad
democrática, no del todo bien acabada, sustituyó al monopolio político del
poder.
México quedó
en la órbita de gran dependencia económica respecto a la economía de Estados
Unidos. Si allá hay catarro, aquí hay pulmonía. Nuestro
país logró incrementar sus principales exportaciones hacia el vecino del norte,
pero no más que sus importaciones. Atrajo más inversión extranjera, pero con un
gran componente financiero-especulativo golondrino. Ha tenido fuerte dinamismo
en el sector manufacturero y comercial principalmente en la industria maquiladora,
de autopartes de exportación y de grandes tiendas departamentales. El petróleo
dejó de ser el principal producto de exportación. Salvo los monopolios
radio-televisivos, los corporativos de la informática y electro-domésticos tienen
sello extranjero. Los perdedores han sido la industria textil, la del plástico
y las pequeñas y medianas empresas de diversa índole que no han podido crecer,
a pesar que generan el mayor número de empleos.
Salvo la agricultura de hortalizas y frutas
de exportación el resto del sector agropecuario ha quedado seriamente dañado
por una competencia desleal y ruinosa. Sobre todo lo que se refiere a
oleaginosas y granos básicos que es la agricultura de temporal de la mayoría de
los productores rurales. El empleo no creció; y el subempleo y el desempleo
aumentaron. Los perdedores han sido los jóvenes por falta de oportunidades. La
economía ha estado estancada durante la vigencia del TLCAN.
La pobreza no disminuyó; la mitad de la
población mexicana así lo constata. Los ganadores del TLCAN se han concentrado
en una minoría cuyos consumos familiares representan el 32 por ciento del
consumo total nacional en comparación al 3 por ciento que representa el de los
pobres, una vez descontado lo destinado a la inversión y al pago de la deuda
nacional. En otras palabras, el ingreso promedio disponible para consumo de los
más ricos es 29 veces más alto que el de los más pobres en México. En Estados
Unidos es de 16 veces. En Canadá es de nueve veces.
Estos contrastes entre opulencia y
pobreza en México han provocado un movimiento migratorio masivo a los países del
norte que ha dado como resultado la construcción de murallas fronterizas
ignominiosas en Estados Unidos y al establecimiento de visas restrictivas para
Canadá.
En resumen: la polarización social que ya existía en México se agudizó en estas dos
décadas de vigencia del TLCAN. Al no cerrar la brecha de la desigualdad no otorgó una real integración y crecimiento equitativo de
la economía nacional. Menos ahora, de seguir prevaleciendo un débil
Estado de derecho, incertidumbre en la seguridad pública y el predominio regional
de la delincuencia organizada.
h.popoca.b@gmail.com
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